jueves, diciembre 27, 2007

Mujeres cubanas: Poesía y pintura se unen en una maravillosa imagen

Esta es Mercy Rivadulla, una arquitecta y pintora cubana

Se ha dado a conocer en su país por sus investigaciones rigurosas sobre la arquitectura colonial, especialmente de la Habana y también por sus dibujos e imágenes que ilustran diseños textiles, cubiertas de libros y publicaciones literarias. Pero mas allá de arquitecta e ilustradora, Mercy es una pintora que ha participado en múltiples exposiciones colectivas y 21 personales, logrando penetrar con su obra importantes colecciones en España (Centro Cultural La Merced de Girona), así como en Estados Unidos, y varios países europeos y latinoamericanos.

Estas son algunas de sus obras:

Ciudad con alma

Su trabajo recoge y recrea paisajes de su ciudad dándoles un carácter especial al completar con personajes históricos y míticos de su propia propuesta artística y con un estilo que ha sido llamado naif.

Patrimonio de la humanidad

Orígenes (fragmento)


Estas son dos de sus últimas obras:

Trasciende el arte
(Notar a José Martí en el caballete)

Paz y prosperidad con la ayudita de Dios













(Notar a
José Martí en el globo, a Newton entre los dinosaurios y a los Beatles a la derecha abajo)


Una muy conocida y apreciada poeta posmodernista cubana, hija de un general del ejercito libertador. Su poesía es considerada de un profundo carácter introspectivo, a través del cual da expresión al “sujeto femenino” y a la creación de un mundo simbólico sugerente.

En mi verso soy libre

En mi verso soy libre: él es mi mar.
Mi mar ancho y desnudo de horizontes...

En mis versos yo ando sobre el mar,
camino sobre olas desdobladas
de otras olas y de otras olas... Ando
en mi verso; respiro, vivo, crezco
en mi verso, y en él tienen mis pies
camino y mi camino rumbo y mis
manos qué sujetar y mi esperanza
qué esperar y mi vida su sentido.

Yo soy libre en mi verso y él es libre
como yo. Nos amamos. Nos tenemos.

Fuera de él soy pequeña y me arrodillo
ante la obra de mis manos, la
tierna arcilla amasada entre mis dedos...

Dentro de él, me levanto y soy yo misma

Dulce Maria Loynaz vivió muchos años y gran parte de ellos habitó sola en una bella mansión que daba sobre el mar. Dicen que se la veía siempre en uno de los balcones escribiendo entre sus obras de arte.

Cuando murió, esta casa quedó a la deriva, hasta que se decidió restaurarla y convertirla en un centro cultural. El trabajo de restauración fue encargado a la arquitecta Mercy Rivadulla, quien hizo de ella una de las más bellas y admiradas edificaciones de La Habana. Dado el profundo sentido literario y el cariño de los y las habaneras por su antigua dueña, esta casa es considerada un monumento nacional. Posteriormente, Mercy hizo una de sus mas bellas obras de pintura sobre su obra de restauración arquitectónica, dándole este carácter tan propio en el que recupera el espíritu de su dueña y el patrimonio literario que ella significa.

Casa de Dulce María Loynaz

Hoy, con inmenso orgullo tenemos esa maravillosa obra colgada sobre la chimenea de nuestra casa, donde puede ser admirada por quienes quieran conocer un pedacito del talento de dos especiales mujeres cubanas en la mitad de Bogotá.

Esta obra que conocí en casa de su hermano Eladio Rivadulla, (quien es un diseñador y dirige una escuela de diseño en Quito), ha generado una gran admiración entre críticos de arte en su país y se ha escrito mucho sobre ella. Especialmente por las imágenes que evoca el espíritu de su antigua dueña, su misma presencia al lado de las estatuas, en el balcón, y las musas y bellas figuras míticas que revolotean alrededor, como lo hizo su inspiración a lo largo de su vida.

(Mercy Rivadulla Calle 6 No. 359 (A-1) Ciudad de La Habana, Cuba. Tel 833-6065, - erivadulla@cubarte.cult.cu)