martes, julio 10, 2007

Una visita a Gamarra ... siempre con el alma

Esta es la ciénega de Baquero en Gamarra, un día de junio de invierno e inundación y lo que se ve al fondo es la serranía de los Motilones en su vertiente occidental. Gamarra fue y sigue siendo el punto de cruce entre la cultura de la montaña y la del río y su relación con Ocaña tan estrecha como en el siglo XIX. Entonces, dependían tanto la una de la otra que construyeron un cable por los mas de 60 km que la separan, para transporte de pasajeros y carga liviana.
Gamarra es tambien una cuna de la cultura del río. Tuvo siempre su propio cuerpo de teatro con una de las sedes mas antiguas y bellas de comienzos del siglo XX. Este en ruinas, fue derruido en 2001 para construir en ese terreno lo que hoy es la casa de la cultura.

Aqui, los niños del cuerpo de teatro que dirige Dora Manzano están sentados a la puerta de esa construcción nueva, esperando las 6 de la tarde del sábado para comenzar su ensayo.
En 1999 escribí una crónica sobre la riqueza cultural de Gamarra que fue publicada por El Espectador y en la revista Acrópolis de Ocaña, con ella obtuve un premio a la mejor crónica en 2000. Allí entrevisté entre otras, a dos poetas, una de las cuales era una mujer del pueblo, vendedora de pescado en el puerto, una verdadera poeta del rio que escribió innumerables poesías y letras para bolero y vallenato. Murió hace un par de años y entonces su pueblo la homenajeó con este mural en la plaza principal. Manuela era un personaje querido y maravilloso, a quien tuve la oportunidad de tratar durante varios años. Siempre feliz de recibir visitas que la comunicaran con el mundo "de afuera", cuando ya estaba recluida en casa sobre una silla de ruedas. Con la otra poeta de Gamarra, Beatri Vanegas Athías, la visitamos en mas de una oportunidad y nos regalamos tardes soleadas y anocheceres maravillosos en "charlas de comadres" acompañadas con una cervecita y un vallenato de fondo, que siempre llevaré en mi memoria.
Doña Manuela Reyes Contreras "La alondra que emprendió un largo vuelo" dijo entre otros:

Te hubiera amado tanto
que lastima que sean
tan opuestas nuestras vidas
opuestos los caminos
que habríamos de cruzar,
que lastima que sea
tu amor un imposible,
que no te pueda nunca
mis ansias revelar.
Hubiera en tu caminos
sembrado mis sueños,
deshecho con mis manos
las zarzas de dolor,
hubiera sido el vaso
donde tu sed de amores
alivio encontraría
a su infinito ardor...

Gamarra también es conocida por la altísima torre de su iglesia que se vé desde muy lejos ya sea subiendo o bajando por el río, es un cuadro típico. En esta foto, la torre se ve desde atrás, desde la ciénega y tambien aparece gigantesca.

El agua en la base de la foto no es propiamente la ciénega, es la inundación. Esta es una imagen de comienzos de junio pasado y tres semanas después Gamarra estaba aislada totalmente, porque el agua rompió el puente que la comunica con Aguachica. Hoy sigue aislada... También sufre de abandono y de falta de previsión como todos los pueblos del río, no importa que sea cuna de la cultura, la música, la poesía, el teatro. El agua no perdona.

Esta vez mi visita a Gamarra fue a hacer coaching a mi alumno Nashry Zahgui, quien hizo su práctica universitaria en la región del sur de Bolívar y aprovechamos para pasar a Gamarra a visitar la emisora y a los amigos.
Nashry junto con Esteban Rueda de Ciencias Políticas hicieron un oficio muy interesante en el contexto del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio. Ellos trabajaron en los municipios de Morales, Arenal, Rioviejo, Regidor y Tiquisio con grupos de pobladores y desplazados acerca de sus imaginarios de conflicto y paz, y lo hicieron aplicando una metodología de recuperación de la memoria. Recogieron muchísimo material que estuvimos mirando estos días para ver la manera de hacer un muy buen análisis que pudiera enriquecer el trabajo del Programa en la región. Entre todo ello, hubo un dibujo que me impresionó profundamente, el siguiente:

Esta es la historia de una niñita campesina de 12 años que estaba conversando con su mejor amigo afuera de la casa cuando los sorprendieron los paracos a su puerta. Después de amenazar, maltratar y correr a su padre, a su madre y a sus hermanos, le mataron a tiros a su amigo enfrente de ella, y ella se puso tan mal y se sintió tan miserable que no quiso vivir mas. Corrió entonces a la cocina de la casa, se cubrió de gasolina y se prendió un fósforo, que es lo que aparece en el dibujo. Pero afortunadamente sus padres lograron apagarla, salvarle la vida y sanarla. Hoy en día la niña vive en el pueblo de Arenal donde trata de acoplarse a una nueva vida, para la cual ella quedó marcada para siempre, pues no pudo evitar que quedaran cicatrices en su cuerpo y en su cara.
Este mundo es cruel, la guerra que vivimos lo es, pero la fuerza de las personas, y en especial de los niños es aún mas grande. Esta niña ha logrado sobreponerse al sobrenombre de chicharrón que le han puesto sus compañeritos en la escuela y mas aún, logró venir al taller de memoria de Nashry y Esteban, hacer este dibujo y contar su historia frente a los demás participantes.
Mis estudiantes estaban tan impresionados y "tocados" como me dejaron a mi con éste relato. Uno de miles que existen en este país sobre la forma como se vive la violencia en cada lugar, especialmente impresionante porque atropella la vida de los niños de manera que a veces es irrecuperable, cuando no los mata. Esta historia aunque dura, tiene un destello de esperanza.

Para cerrar, aparece ahora esta imagen de Nashry y su maestra en el patio de la casona antigua
y hermosa que fuera una vez del profesor Chemo Rangel y Beatri Vanegas. Un hogar típicamente ribereño con hamacas, limones propios, viuda de capaz y todo el cariño de esta pareja, tan creativa, escritora y los mejores anfitriones. Beatri, ya había ganado su primer concurso con su libro "Abriendo las piernas a la carne" cuando la conocí en 1997 y Chemo había publicado sus primeros dos libros de cuentos. Hoy ambos tienen un historial de creación mucho mas largo y un porvenir igual.
Amigos míos de por vida, los llevo siempre en mi corazón a donde vaya. Gamarra es también por ellos y aqui dejo registro de esta amistad. Hoy la compartí sin ellos en casa, sino con sus sucesores, con mis alumnos adelantados que pueden comprender mas que nunca de esos sentimientos que nacen y se crían a las orillas del Magdalena.




2 comentarios:

Julio Cesar Hoyos Cos dijo...

Hola Amparito.....te destila la nostalgia en tu escrito. Creo que debes seguir escribiendo esas cosas que son muy pero muy serias.
A Nashry y su compañero de trabajo tuve la fortuna de conocerlos en Morales en su trabajo con los colectivos de la emisora. Debes darte un tiempito para salirte de la selva y venirte al paraiso.

Besos y Abrazos

Julio Cesar

Manfry dijo...

Hola Amparo, veo que las largas jornadas académicas y los compromisos de la fría capital no te han alejado de la idea de seguir cerca de una región como el Magdalena Medio. Encuentro en este artículo un buen ejemplo de las cosas que salen cuando dejas que la nostalgia y el corazón escriban por tí. Manfry