lunes, mayo 26, 2008

Esto es lo mas lindo del mundo

He encontrado en mi vida muchos lugares y momentos que me hacen gritar: ¡Esto es lo mas lindo del mundo!

¿Qué es lo que tiene algo para suscitar esta emoción profunda? Creo que una combinación de elementos cada uno de los cuales es ya de por si especial, pero que en sus reglas de combinación no suman, si no que genera un resultado exponencial.

Para este caso, los elementos son una geografía bastante única en el mundo: el lugar donde termina la selva del Amazonas hacia el sur y poco a poco se va convirtiendo en las llanuras, que mas abajo les dicen El Chaco en Argentina y Paraguay. Lugar boscoso de árboles inmensos de maderas finas y una gran biodiversidad de fauna y flora. Ese lugar está hoy atravesado por una carretera, en gran parte destapada, que mirada cuando se anda sobre ella, parece una hermosa y grácil serpiente roja enorme cuyas sinuosidades suben y bajan al compás del lomerío propio del relieve selvático. El suelo es de ese color rojizo especial que caracteriza la base de los bosques tropicales, que ya conozco en su otro extremo: el Guaviare colombiano, donde comienza la selva por el norte. Maravillosamente, estos dos lugares tienen una semejanza pasmosa.

Este es el territorio del departamento de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, el cual está cubierto en sus dos terceras partes con esos bosques. Si bien han sido intervenidos por el hombre desde el s XVI, uno diría que su deterioro es inferior al de otras latitudes del Amazonas. Entre otras razones, porque sus primitivos habitantes, el Pueblo Chiquitano, que lo ha habitado siempre, ha mantenido prácticas de conservación, manejando con cuidado la cacería y resembrando las especies forestales que explotan.








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El segundo elemento son esos pueblitos construidos en los siglos XVII y XVIII por los jesuitas y llamados misiones, cuya historia se hizo universalmente famosa a través de la película, precisamente llamada La Misión, la cual, aunque hace referencia especificamente a los indios Guaraníes en Paraguay, sigue le misma historia de fundación de los pueblos indígenas en esa inmensa región. Allí, eran protegidos por los jesuitas de la explotación de los conquistadores portugueses. Fueron educados como músicos, arquitectos, ebanistas, talladores de maderas y constructores de instrumentos musicales.

La arquitectura de estas misiones permanece intacta desde hace tres siglos y solamente ha sido restaurada, de manera, que hoy se puede habitar un pueblo como fue construido en su tiempo. Guardan una hermosa armonía entre ellos y aunque surgen del mismo diseño urbanístico, cada uno tiene su especificidad. Son 17 misiones en esa zona a lo largo de una carretera de aproximadamente 700 km recorriendo misión por misión. El pueblo se organiza alrededor de una plaza, al mejor estilo colonial, que es su mayoría están en perfecto estado y combinan las especies propias de la región con estatuas relativas a su identidad en medio de bellos prados y jardines

San Ignacio de Velasco

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San Miguel de Velasco
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Claustro de Concepción

Dentro del pueblo resalta la belleza e imponencia de sus catedrales estilo barroco, construidas totalmente en madera por dentro y por fuera, con altares suntuosos tallados a color y con lámina de oro.

Los detalles son infinitos, no solo los altares son maravillosas obras de arte, sino las columnas, las paredes, puertas, nichos de santos, la estatueria. No alcanza ningún tiempo de visita para admirar y detallar todo. La primera entrada en cada iglesia es un golpe de belleza a la vista que inspira reverencia y fascinación.
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........................................................... Altar de San Xavier de Chiquitos

Puerta principal de Santa Ana de Velasco

San Rafael de Velasco

Lo especial de estos templos regados en medio de la selva es que poseen casi todos órganos construidos en el s XVIII los cuales se encuentran en perfecto estado, debido a su uso y mantenimiento. A alguno de ellos les han introducido electricidad para su funcionamiento, pero otros aún suenan con mecanismos manuales.

Para completar esta maravilla, en este lugar, y con los templos como escenarios, cada dos años (año par) se celebra entre abril y mayo el Festival de Música Renacentista y Barroca de la Chiquitania. Grupos musicales latinoamericanos, europeos, norteamericanos se encuentran con sus colegas bolivianos para desarrollar un programa musical de la altura de cualquier otro del mundo. En el 2008 el VII Festival contó con la participación de 51 grupos y cerca de 80mil visitantes, entre ellos, nosotros.

Este se logra gracias el esfuerzo inmenso que hace APAC (Asociación pro arte y cultura de Santa Cruz) y a la sensibilidad y solidaridad de una serie de grupos e instituciones que funcionan para el Festival como patrocinadores, auspiciadores, cooperantes y amigos haciéndolo posible - entre ellos ISA, compañía eléctrica colombiana, hoy, en expansión internacional. Pero este Festival que es un espectáculo grandioso por las características mencionadas es solamente la punta de un iceberg.

Niños de Santa Ana en el concierto

Chiquitanas saliendo de un concierto

Joven tallador de San Miguel de Velasco con su angelito

Padre e hija de Santa Ana, talladores de angelitos

Le subyace una historia, una cultura y un espíritu musical que impera en este pueblo y que nada, ni el paso de los años, la pobreza y por épocas el abandono, han logrado mancillar o disminuir. Lo que vi fue la fuerza de unas gentes que por ser quienes son atrajeron la admiración, fascinación y compromiso de muchos para mantener y expresar esta riqueza que atraviesa su existencia.
En cada Misión se realiza durante estos días un programa musical, siendo 17 programas en total. Hay tres funciones diarias de una hora cada una. Para cada función llega un grupo internacional o boliviano, y para algunos conciertos se combinan unos y otros. Así que los visitantes tienen la opción de quedarse en un pueblo a disfrutar todo el programa y sus grupos y de paso profundizar en su belleza. O, rotar por una y otra misión para conocer varias e ir escogiendo los conciertos del programa que mas le interesan.

Nosotros hicimos una combinación de estas dos formas. Quedándonos entre 3 misiones, pero visitando las demás. Gozamos inmensamente de la belleza del entorno, la arquitectura, la música, y además, de los bellos trabajos en madera que recrean las imágenes religiosas de las iglesias, o los mas finos instrumentos de cuerda.

Los cuatro felices viajeros en San Ignacio de Velasco

Queda altamente recomendado visitar la Chiquitania, especialmente en la época del Festival Internacional de Música… Es algo que no se puede perder…

2 comentarios:

El del Ágora dijo...

¡Que extraordinaria sensibilidad!

Un abrazo al compartir los mismos espacios de magia y ensoñaciones.

Rubens Barbery dijo...

Gracias por tan hermoso relato y por dar a conocer la Chiquitania.
Saludos.
http://www.metafora.com.bo